esbelta y sobretodo la mirada espantada acentuando su cara afilada, me
dejan anulada.
Ninguna capacidad de reacción por mi parte, intento pronunciarme pero
de mi sólo sale un gemido semejante a un estertor. Mi angustia comienza
a ascender, temo perder el momento , que la realidad irrumpa esta
visión. Tras un esfuerzo máximo mi voz aparece mínima desde su boca.
"En ésta ventana, con el mar Mediterráneo al fondo voy a pintarte..., no
te vayas aún, necesito que apoyes tu cuerpo ligeramente con los brazos
cruzados en la base de la ventana, También deberías recoger tu pelo en
la nuca y mirar hacia la línea divisoria, como si esperaras que
apareciera alguien..."
El acento catalán es inconfundible. El énfasis que pone en su discurso,
hace que me asome desde la ventana para contemplar las casitas de Portlligat
bajo una luz Mediterránea.
En este momento creo tener un déjá vu.